La investigación desató polémica por el contexto de la relación entre México y EEUU
El pasado 23 de mayo, el prestigiado medio estadounidense The Washington Post publicó un reportaje donde abordó como el narco controla las tortillerías de México. El trabajo de los periodistas Mary Beth Sheridan, Lorena Ríos y Fred Ramos se replicó en sitios en español.
La publicación se titula «How Mexico´s cartels infiltrated the torllina business» (Cómo los cárteles mexicanos se infiltraron en los negocios de tortillas). En ella, afirman que los grupos del crimen organizado que se dedican a la venta de drogas han llegado a los negocios más cotidianos de los mexicanos, como las tortillas.
Con el cobro de piso y la extorsión, el narco se ha infiltrado en todas las etapas de producción y venta de tortillas. Desde el control del agua para la siembra de maíz, el cobro por «protección» a los transportistas y tortillerías, hasta utilizar a los repartidores para que también muevan droga en sus motos.
El reportaje estima que aproximadamente el 15% de los negocios de tortilla son víctimas de cobro de piso. Además, menciona varios ejemplos de dueños o trabajadores que fueron agredidos, o perdieron la vida, por no pagar la extorsión.
¿En verdad el narco controla el negocio de las tortillerías?
Aunque esta publicación no despertó la sorpresa de los lectores mexicanos, ya que no reveló nada nuevo para ellos, sí dejó un atisbo de duda y crítica a Guadalupe Correa. En la plataforma web de Sin Embargo, la especialista en temas fronterizos y relaciones México-Estados Unidos publicó un artículo de opinión sobre dicho reportaje.
Para Guadalupe, el problema de esta investigación no está en sus datos o en sus fuentes, lo está en la manera de analizar la violencia mexicana. En su columna menciona que los periodistas atribuyen todos estos casos de extorsión a los cárteles liderados por narcotraficantes famosos en EEUU. Como si las series de Netflix, Telemundo y la narco cultura del entretenimiento fueran una realidad en nuestro país.
Aunque no niega, ni minimiza la situación de violencia en estos negocios, argumenta no todas las extorsiones vienen de grupos que venden drogas y armas. Esta unión entre un problema y otro no permite un correcto análisis de la compleja situación de inseguridad en México. Además, solo contribuye al discurso pro Trump donde todos los criminales mexicanos son narcos y por ello esta nacionalidad es peligrosa.
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