El libro Colonialismo energético expone el acceso desigual de la energía y cómo la transición a las energías renovables permite el despojo territorial
Primera de dos partes. La transición energética y el despliegue de megaproyectos de energías renovables permiten el despojo de territorios indígenas, zonas rurales y espacios supuestamente inhabitados «no sólo en México, sino a nivel global», explica en entrevista con Ruido en la Red la defensora del territorio e investigadora Josefa Sánchez Contreras. A este proceso lo nombra colonialismo energético.
Empresas españolas Iberdrola, Acciona, Naturgy (antes Gas Natural Fenosa), Gamesa; la francesa Eléctricité de France; y las nacionales Grupo Bimbo y Grupo México son quienes se benefician de la producción de energía en México. Pero no la generan para los pueblos donde explotan estas energías supuestamente amigables con el medio ambiente. Todo lo hacen con las facilidades de los gobiernos y la infraestructura de la Comisión Federal de Electricidad. Esto lo exponen Sánchez Contreras y el investigador de la Universidad de Granada, Alberto Matarán en su libro Colonialismo Energético.
¿El argumento? La crisis de combustibles fósiles como el gas, el carbón y el petróleo. En el mundo hay una dependencia a estas fuentes para producir energía, pero con el paso del tiempo es menos rentable la extracción de estos recursos, pues se están agotando. Y además, cuando se queman, contribuyen al calentamiento global con la emisión de gases de efecto invernandero.
Tenemos que parar el calentamiento global, por lo menos no llegar a los 2 grados. Ya se rebasó el 1.5 grados que se quería evitar desde 2019 y la industria fósil no para»
Josefa Sánchez Contreras
Ante este panorama, los Estados y corporaciones plantean la necesidad de dejar atrás el uso de los combustibles fósiles y pasar al uso de energías limpias. Esto a través de la construcción de fotovoltaicas, parques eólicos, hidroelectricas o el uso de hidrógeno verde.
Pero, la realidad es que la transición energética mediante infraestructura eólica y fotovoltaica a gran escala no es posible. Ya que tienen su limite en la demanda de minerales.
Y es que requieren de «el oro, cobre o aluminio». Lo que trae «una oleada de extractivismo en América Latina y África», explica.
El Banco Mundial estimó que para los próximos 30 años se requerirían de 3.000 millones de minerales para lograr una transición energética tal como se promueve.
El científico español Antonio Turiel señaló la imposibilidad de que las fotovoltáicas y parques eólicos generen la misma cantidad de energía que las fuentes fósiles. La doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Granada, Josefa Sánchez, añade que no es sencillo sustituir las fuentes fósiles por las renovables.
Es necesaria la transición energética y dejar las fuentes fósiles Por supuesto que hay lugares que se quieren renovables, pero la discusión es cómo se va a generar esa transición. Lo que estamos viendo actualmente es que no esta encaminada a superar la crisis de las fuentes fósiles»
Josefa Sánchez Contreras
Desigualdad y despojo
Las empresas energéticas colocan los megaproyectos en «tierras baldías, tierras nullius [sin dueño]», a decir de ellas. La también maestra en Estudios Latinoamericanos Josefa Sánchez precisa que este argumento es «una premisa colonial».
Otra forma de actuación de las multinacionales expuesta en Colonialismo energético es plantear discursos de desarrollismo en territorios indígenas, como el caso de México. Dicen: «Son tierras y poblaciones pobres. Necesitan empleo», se explica en el libro próximo a presentarse el 12 de septiembre en CDMX en la librería U-Tópicas a las 6:30 de la tarde.
¿Cómo le vamos a hablar de esta crisis energética a los pueblos indígenas si el rostro que miramos de esa crisis es la del despojo, del extractivismo, del fracking, el de pozos petroleros que contaminan los ríos?»
Josefa Sánchez Contreras
La investigadora zoque pone como ejemplo la región del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca, donde se han instalado parques eólicos. En esa región -de donde es originaria- afirma que es necesario el trabajo, pero las empresas juegan con la precariedad estructural provocada por años para querer «salvar a las comunidades subdesarrolladas».
Si bien, el país no es una colonia, los pueblos indígenas viven en relación colonial con el Estado mexicano. Sus recursos se encuentran sujetos a los intereses estratégicos de la nación: la energía generada por el viento del Istmo, por ejemplo. Lo que asegura inversiones sin importar pasar sobre los derechos de los pueblos, como el ser consultados previamente.
Necesaria, una transición energética comunitaria
Ante la versión de la crisis y la transición energética empresarial y estatal, la originaria de la comunidad agraria de San Miguel Chimalapa, Oaxaca, propone dos alternativas: la primera, una transición energética comunitaria, popular. Es decir, debe pensarse en la redistribución en el consumo energético.
La segunda propuesta, pensar la energía con relación al agua, la alimentación. Para Josefa Sánchez Contreras la energía debe contemplarse «como un entramado de elementos que posibilitan esta vida nuestra en el planeta».
Otro de los sectores a las fuentes fósiles es la agroindustria, como la producción de fertilizantes, menciona la integrante del Colectivo Matza. Por eso, la filósofa Vandana Shiva apuntó como clave para detener «la guerra por los combustibles fósiles»: abandonar la agroindustria ostentada en manos de varones como Monsanto-Bayer.
La activista propone que actores gubernamentales, población civil y pueblos indígenas creen estrategias en materia de derechos indígena, derechos territoriales, biodiversidad, agua, alimentación y energía. No puede ser sólo un tema de la Secretaría de Energía, opina, sino de secretarías como la de Medioambiente, la Procuraduría Agraria.
Si solamente la Secretaría de Energía retoma este asunto, van a seguir cometiendose despojos. Si no nos preguntamos con seriedad y rigurosidad de dónde viene esta crisis que estamos viviendo, pues entonces no la vamos a poder sortear»
Josefa Sánchez Contrras
La también autora del libro Colonialismo energético: territorios de sacrificio para la transición energética corporativa en España, México, Noruega y el Sáhara Occidental habla sobre la posibilidad de una «verdadera transición energética». Ésta consistiría en crear fuentes de energía renovable a menor escala; «podrían funcionar». Por ejemplo, parques eólicos pequeños que abastezcan a las comunidades.
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